El miedo al fracaso

Algunas personas le tienen miedo a las buenas ideas, y a las buenas oportunidades. A las ideas que agregan valor, a las oportunidades que hacen la diferencia.

Claro, las buenas ideas son la antesala del cambio, y el cambio incomoda, el cambio da miedo: "No, no quiero moverme a Tapachula. Prefiero seguir con el mismo sueldo, y con el mismo trabajo".

Pero que me dices de las malas ideas? Y qué me dices de un posible fracaso? 

Bueno, ni se diga. Al fracaso le tenemos pavor, todos. 

Lanzar el producto equivocado? Ni pensarlo. Iniciar un mal negocio? Eso jamás! Nos empanica hasta la más remota posibilidad de hacer el ridículo, de perder el tiempo y de tirar el dinero.

El problema, por supuesto, es que no puedes tener las buenas ideas, a menos que estés dispuesto a generar las malas (muchas malas); y tampoco puedes aprovechar las oportunidades (las buenas oportunidades), a menos estés dispuesto a vivir el fracaso (el temido, vergonzoso y doloroso fracaso).

Que ironía no? Suena hasta contradictorio. Malas ideas para generar las buenas, fracasar para tener éxito...

Si de algo te sirve saberlo, toda la gente exitosa que conoces ha fracasado (y continúa fracasando) más veces de las que piensas. Doctores, abogados, pintores, científicos, escritores y empresarios. Todos.

Fracasan porque el modelo de negocio era radicalmente novedoso, y no funcionó; o porque el libro era demasiado controversial, y el Gobierno lo prohibió; o porque el experimento era demasiado ambicioso, y no dio resultados.

Pero por eso son exitosos. Porque generan muchas ideas (buenas y malas), porque se atreven a explorar lo inexplorado, y porque se avientan al ruedo. Y no, no tienen miedo. Porque entre más veces fracasan, más lecciones aprenden; y entre más lecciones aprenden, más éxito tienen. 

Estás preocupado porque no eres tan exitoso como esperabas? Quizá debas hacerte un par de preguntas:

En los últimos 3 años, cuantas malas ideas has generado? Y cuantas veces has fracasado?

Ves? Quizá ese es el problema.

Manuel Molina

De 1993 a 1997, como directivo en InfoSel, formé parte del equipo que desarrolló la primer red de acceso a Internet en México, instalando nodos de acceso y oficinas comerciales en 32 ciudades del país. Desde entonces he dedicado mi vida a investigar las formas en que la tecnología influye en el comportamiento humano.

Estoy particularmente interesado en redes, plataformas y protocolos con el potencial de:

1) Ampliar el acceso al conocimiento (educación, aprendizaje, análisis de datos, nuevas ideas)

2) Ampliar el acceso al capital (sistema financiero actual, crypto, capital humano, infraestructura tecnológica)

3) Ampliar el acceso al bienestar (salud, wellness, comunidad, entretenimiento, diversión)

Más acerca de mi aquí: https://www.sailorseven.org/acerca

https://sailorseven.org
Anterior
Anterior

Sabe escribir? Contrátalo

Siguiente
Siguiente

20 malos pretextos para resistir el cambio