El problema de las promesas…
La paradoja:
Si prometes muy poco, con promesas muy pequeñas, lo más seguro es que la gente te ignore. Y si prometes muy frecuente, con promesas muy grandes, lo más seguro es que nadie te crea.
La clave está, por supuesto, en el punto medio. Y en superar a todas las expectativas de tus clientes. S-i-e-m-p-r-e.
De otra forma, mejor ni prometas.