Favores, obsequios y regalos
Existe un mar de diferencia entre los tres, sin embargo, los confundimos con frecuencia.
Favores. Es el dinero que le prestaste a tu vecino, o la taza de café que le serviste a tu jefe. Esos son favores. Y aunque los hacemos con gusto, por lo general siempre esperamos algo a cambio, de igual o mayor valor a lo que dimos.
Obsequios. Es la corbata que le compraste a tu papá por el Día del Padre, o la botella de vino que le enviaste a tus clientes. Los obsequios cuestan dinero, y aunque son gratis para las personas que los reciben, están muy lejos de poderlos llamar "regalos".
Regalos. Los regalos se cuecen aparte. Los regalos no cuestan dinero, ni se envuelven en cajas, ni se pueden tocar. Por el contrario, los regalos cuestan mucho trabajo, muchas desveladas y muchos sacrificios. Los regalos nos exponen, involucran riesgo, y nos llevan al filo de la desesperación y del fracaso. Pero gracias a eso, los regalos cambian la vida de la gente que los recibe.
Eres un hombre de bien? Ese es un regalo para tus padres. Inventaste una técnica exitosa para hacer transplantes de hígado? Ese es un regalo para tus pacientes. Haces trabajo voluntario en el DIF todos los fines de semana? Ese es un regalo para la sociedad.
Si estás agradecido con tus padres por darte la vida sin esperar nada a cambio, o con tu familia por estar contigo en las buenas y en las malas, o con tus clientes por darte su preferencia...
No pienses en obsequios, ni en favores, ni en cupones de descuento.
Piensa en "regalos", y cambia sus vidas. Es tu obligación.
[Hoy es Día del Padre. Un fuerte abrazo a todos los padres biológicos o de corazón. Mi más sincero respeto y admiración para todos ustedes.]