Futuro optimista
La negación organizada del cambio climático, el uso de tecnología para manipular a las masas, la creciente incertidumbre económica y los nuevos líderes populistas mesiánicos aprovechando el resentimiento y la frustración de la gente.
Suficientes razones para sentir que vivimos en el peor de los mundos, con dolor perpetuo, luchando por obtener lo que nunca tendremos.
Se respira pesimismo y con justa razón.
Y así el círculo vicioso. Los pesimistas no creen en las posibilidades, por eso las posibilidades no llegan a los pesimistas.
La otra opción es entender la diferencia entre hoy y mañana, explorar el espacio de lo posible y contribuir a que las cosas sucedan.
Cuando el mundo se organizó, se redujo el agujero de la capa de ozono. Lo mismo puede suceder con el cambio climático.
Cada vez es menos la gente que utiliza Facebook para leer las noticias y cada vez son más las regulaciones. Además, la gente mayor a 65 años es la que está compartiendo las noticias falsas, el problema eventualmente se va a erosionar.
La conducción autónoma resultó ser más difícil de lo que originalmente se pensaba y estamos ganando tiempo para asegurar una transición menos dolorosa. Y mientras esto sucede, el acceso a la educación en línea sigue creciendo y una parte importante es gratuita.
Y las nuevas generaciones finalmente se están integrando a los procesos políticos de su ciudad, estado y país. Pronto tendremos ideas frescas, de gente creativa que entiende la nueva economía.
Optimista o pesimista es una elección de todos los días.
Pero digno de recordarse. Las historias que nos gustan, las historias en las que decidimos creer, son las que determinan nuestro destino.