Innovando en la forma de innovar

Antes de 1917, innovar era un acto solitario. La prensa de Gutenberg, el foco de Edison, la producción en serie de Ford.

Pero en la medida que esos y muchos otros inventos se fueron masificando- y nacieron las grandes fábricas productoras de bienes de consumo masivo- innovar fue más complicado, pero sobre todo, más caro.

Es así como la innovación pasó a ser parte integral de las grandes empresas que tenían el dinero para pagarla. Algunos de los productos más conocidos de Procter & Gamble (como Crest, Tide, Pampers) nacieron durante esa época, en ese tipo de laboratorios corporativos, mejor conocidos como el área de "investigación y desarrollo" de las empresas. 

Pero en la medida que las empresas fueron creciendo y las estructuras organizacionales se hicieron más complejas, innovar se convirtió en algo demasiado lento y burocrático.

Fue aquí dónde las mentes brillantes empezaron a rebelarse y a formar sus propios negocios, que más tarde se convertirían en los emporios tecnológicos que hoy conocemos- Apple, Microsoft, Cisco Systems, Google. 

Un factor clave que impulsó el desarrollo de tantas nuevas empresas fue el crecimiento del capital de riesgo, que hasta la fecha ha sido uno de los principales motores de la innovación y el emprendimiento.

Hoy las cosas son radicalmente diferentes. Estamos mejor conectados, informados y sincronizados, y gracias al creciente número de herramientas de colaboración en línea gratuitas (y casi gratuitas), el costo para explorar, descubrir e innovar es más accesible que nunca.

Lo que permite que todos los integrantes de una sociedad, organización o corporación, en todos sus niveles, pueda innovar de nuevo.

Suena sencillo, lógico y hasta obvio, pero el impacto que esto tendrá en el sistema educativo y económico del mundo, está subestimado por completo.

Las escuelas tendrán que dejar de producir los soldaditos obedientes que las fábricas tanto necesitan y las empresas tendrán que aprender a valorar y a organizar el talento de manera diferente.

Innovar será un 'commodity'. Innovar en la forma de innovar será el secreto.

Manuel Molina

De 1993 a 1997, como directivo en InfoSel, formé parte del equipo que desarrolló la primer red de acceso a Internet en México, instalando nodos de acceso y oficinas comerciales en 32 ciudades del país. Desde entonces he dedicado mi vida a investigar las formas en que la tecnología influye en el comportamiento humano.

Estoy particularmente interesado en redes, plataformas y protocolos con el potencial de:

1) Ampliar el acceso al conocimiento (educación, aprendizaje, análisis de datos, nuevas ideas)

2) Ampliar el acceso al capital (sistema financiero actual, crypto, capital humano, infraestructura tecnológica)

3) Ampliar el acceso al bienestar (salud, wellness, comunidad, entretenimiento, diversión)

Más acerca de mi aquí: https://www.sailorseven.org/acerca

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